desgracias contadas

Esta mañana me dieron ganas de ser uno más de los mortales en el uso del msn y poner un mensajesito «feliz» que advirtiera mi estado de ánimo. Así entonces, escribí: feliz (así, sin mayor preámbulo). No se porque no me asombra lo poco que duró el mensaje puesto. Fueron minutos tal vez… no fue más. Pero es que también, como puedo pretender que dure… un corazón de azules no sirve para ese tipo de manifestaciones públicas, sobre todo, un corazón de azules variables con tonalidades grises, a veces casi negras. No se porque no logro disfrutar de los pétalos blancos de una margarita, sin antes mortificarme por el bichito negro que se come las hojas, o por la falta de orden de su estructura, o  simplemente porque el «me quiere»,  «no me quiere», no es creíble… incluso aún, cuando el primero resuena en mis ojos y se lee en mi oído.

Mucho temo ser parte de una obra. Bueno, en realidad, hay personas que parecieran estar actuando todo el tiempo… algunos son buenos actores porque uno se come el cuento, otros en cambio juegan un muy mal papel, es demasiado evidente la falsedad y la hipocresía con la que interpretan un rol. El teatro es maravilloso, pero tal vez alguien arrogante como yo, requiera de una participación protagónica que aún no merezco… o que no merezco (punto). El tiempo influye… es verdad. Pero a veces no se sabe si a favor en contra… realmente uno lo decide, por que el tiempo vive solo en la cabeza de los relojes que nos acompañan – como diría Cortazar: ese bracito desesperado que cuelga de la muñeca – ese despreciable tic tac de los relojes de cuerda… el tiempo solo habita allí: en la cabeza de los relojes, no en la humana. La cabeza humana solo se abre vulgarmente a que la copulen los tic tac desesperantes del tiempo y es ahí entonces donde uno quiere que el tiempo se detenga, o que pase rápido o que retroceda…

Yo particularmente, no quiero que retroceda, pero no quiero que pase rápido porque el tiempo conmigo ha sido siempre ventajoso y rara vez juega a mi favor… en cambio, he tenido instantes, sobre todo en las últimas horas del tiempo, en las que he querido rogar para permanecer suspendida en un letrerito «feliz» que dure no se cuanto tiempo.

3 comentarios sobre “desgracias contadas

  1. Yo no veo por que un corazón de azules no pueda ser feliz, y tampoco veo por que seguir creyendo que se ES feliz y no se ESTÁ feliz… la felicidad como meta es una de esas ilusiones que los seres humanos como que no podemos sacarnos de la cabeza a pesar de las continuas demostraciones de que es eso: ilusión.
    Lo otro, pues claro que esto es una obra como de teatro… si es que la ficción imita a la realidad; el teatro no es sino un reflejo pálido de la vida cotidiana. Y por mucho que alguien crea que tiene un protagónico la verdad no lo tiene – esta obra es como Lost, todos somos igualmente importantes (o igualmente irrelevantes más bien).
    Sabido eso, ¿por qué no estar feliz?
    Escribe pronto por favor, se te extraña.

  2. Patojita, años sin leer tus escritos que tanta paz brindan al alma!
    Espero que tus momentos de felicidad aumenten y los bichos desaparezcan de los pétalos de tus flores y solo quede el aroma embriagador!

    Y para evitar que te digan mentiras, pues, no preguntes!

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